
Debido a los cambios políticos que se sucedieron al comienzo de los años 1990, estos fueron los primeros Juegos Olímpicos sin boicots de ninguna clase, algo inédito desde Múnich 1972.2 Tras la disolución de la URSS, los estados postsoviétcos participaron con la bandera olímpica bajo el nombre de Equipo Unificado, a excepción de las tres repúblicas bálticas que sí acudieron como comités independientes. Y Alemania, una de las mayores potencias olímpicas, concurrió como estado unificado por primera vez desde 1964. Otros hechos destacables fueron el regreso de Sudáfrica —ausente en siete ediciones por el apartheid— y la ausencia de Yugoslavia por las sanciones internacionales de la guerra de los Balcanes; sus atletas compitieron como «participantes independientes».12
La concesión de los Juegos sirvió para impulsar la transformación urbanística de Barcelona con el anillo olímpico de Montjuic, la mejora de infraestructuras en todos los distritos, la rehabilitación de edificios, y la apertura de la ciudad al mar Mediterráneo mediante la construcción de la Villa Olímpica del Poblenou y el Puerto Olímpico.345 Los beneficios no se limitaron a la Ciudad Condal, pues se siguió un modelo descentralizado con subsedes en otras localidades del área metropolitana y el resto de Cataluña.6 Del mismo modo, la sociedad se implicó a nivel organizativo con la colaboración entre administraciones, el fomento del deporte, y la participación de más de 35 000 voluntarios.7 Este evento dio a conocer el potencial de la capital catalana, y sirvió también como carta de presentación de la España democrática ante la comunidad internacional.8 El entonces presidente del COI, el barcelonés Juan Antonio Samaranch, declaró en la clausura que habían sido «los mejores Juegos Olímpicos» de la era moderna hasta la fecha.9

El Equipo Unificado fue líder del medallero con 112 preseas —45 oros, 38 platas y 29 bronces—, seguida por Estados Unidos (108), Alemania (82), China (54) y Cuba (31). En cuanto al país anfitrión, España llevó a cabo un plan de profesionalización deportiva que le hizo merecedora de su mejor actuación hasta la fecha: 22 medallas, trece de oro.2
Tras su conclusión, se realizaron los IX Juegos Paralímpicos en la misma ciudad del 3 al 14 de septiembre. Esta fue la última vez que los Juegos de Verano e Invierno se celebraban en el mismo
año.
El presupuesto inicial del COOB'92 era de 106 721 millones de pesetas, aunque finalmente los gastos ascendieron hasta los 152 788 millones de pesetas (aproximadamente, más de 900 millones de euros).53 Todo ello fue cubierto de la siguiente forma: venta de derechos de televisión (33,3%), aportaciones de los patrocinadores (27,7%), venta de lotería, filatelia y numismática (18,6%), venta de entradas (5,5%) y licencia de imagen corporativa (2,1%).3 Tan solo un 9% del presupuesto fue sufragado con fondos públicos.3

Por primera vez en la historia de los Juegos Olímpicos, el Comité Organizador asumía los gastos de alojamiento de los deportistas durante la competición y los tres días posteriores.56 Esto no se aplicó a los gastos personales, y si querían estar más tiempo debía sufragarlo el Comité Nacional correspondiente.56
Los ingresos por entradas representaron unos 9454 millones de pesetas (más de 56 millones de euros). Esta cifra superó con creces las previsiones del COOB'92, que esperaba obtener ingresos por valor de 2450 millones de pesetas (15 millones de euros). En total se vendieron 3 021 740 entradas, distribuidas en los siguientes grupos: 603 377 entradas para personas con derecho preferencial —patrocinadores, federaciones y delegaciones entre otros—; 661 565 entradas para público residente en el extranjero; y 1 756 798 entradas para público residente en España.57
Sin contar los llenos en las ceremonias de apertura y clausura, se vendieron más del 90% de las localidades disponibles en 16 de los 27 deportes, con aforo completo en casi todas las finales.58 Las pruebas de deportes acuáticos agotaron todas las entradas, y en atletismo se alcanzó un 94% de ocupación. También hubo buenas asistencias a las pruebas de judo (99%), remo y piragüismo (97%) y gimnasia (92%).58 El único punto débil fue el béisbol, un deporte con poca tradición en el país anfitrión, que tan solo vendió el 55% de las localidades disponibles.58 En fútbol la media fue del 56% por la baja asistencia en las subsedes, pero más de 95 000 espectadores llenaron el Camp Nou para presenciar la final entre España y Polonia.